La Tusa Futbolera: Reflexión Después del Partido

La Tusa Futbolera: Reflexión Después del Partido

Tiempo de lectura:3 Minutos, 27 Segundos

Permitirnos soñar

Un breve reflexión alrededor del futbol, la derrota y el aprendizaje.

Sigamos con la ilusión

El día después del partido entre Colombia y Argentina, en el que perdimos 0 a 1, fue un lunes frío y lluvioso en Bogotá. 

Aún tratando de digerir la derrota, me encontraba en el transporte público a las 7:00 am, acompañado de una sensación de «tusa» futbolera, esa tristeza profunda que nos invade cuando nos ilusionamos y luego nos quedamos a las puertas de la victoria o, como decimos, “se nos quemó el pan en la puerta del horno”.

Me preguntaba por qué me sentía así. Después de todo, solo era fútbol. ¿Por qué permitía que afectara mi ánimo? Pero al mirar alrededor, vi que no era solo yo; todos compartíamos esa desilusión. En el transporte, los rostros reflejaban una tristeza colectiva. Personas con ojeras, desveladas, algunas durmiendo; todas envueltas en un ambiente de melancolía. La lluvia y el frío intensificaban esa sensación de desánimo generalizado.

En cada rostro que veía, no había ni una sonrisa, solo caras desilusionadas. Pensé en que seguramente la mayoría de los colombianos se sentían igual ese día.

Esa mañana en Bogotá, reflexioné sobre esos momentos. Pensé en que el fútbol no es solo un deporte. Lo que sucedió la noche anterior no fue solo un partido; fue un momento en el que miles de colombianos se unieron y se desconectaron de diversas realidades.

Fue una oportunidad para muchos de disfrutar, de tomarse una cerveza con familiares y amigos, olvidar por un momento el estrés, los trancones, el ruido de las ambulancias, las noticias negativas y darnos la oportunidad de sentir ilusión por una gran victoria.

Era un Richard Ríos, que pasó de jugar en un ambiente poco hostil para los jóvenes, en las calles con sus amigos de barrio, a ilusionarse con jugar y ganar en una final de un gran campeonato.

Era un Daniel Muñoz, quien de chico, a pesar de pasar muchos obstáculos a raíz de una ilusión en el exterior y luego de afrontar “que el tigre no era como lo pintaban», pudo permitirse ilusionarse de nuevo.

Fue un Luis Díaz, en donde sus orígenes guajiros le enseñaron a seguir batallando y representar a una región olvidada por muchos, se permitió ilusionarse y decir “aquí estamos, señores”.

Fue un Camilo Vargas, que esperó pacientemente por mucho tiempo poder representar a Colombia como portero y que por fin lo logró, después de mucha paciencia y determinación. Sin embargo, tenía la gran ilusión, de representar a Colombia en una final y tapar todos esos goles.

Fue un James Rodríguez, quien pudo brillar nuevamente y soñar con la victoria.

Fue el sueño de muchos colombianos, de presenciar la alegría de una victoria en vida. 

¡Pero la vida sigue! 

El mundo sigue girando. Y quizás, en esa continuidad, encontremos nuevamente la alegría que la vida misma, a pesar de todos sus matices, nos puede ofrecer.

¡Seamos agradecidos! 

Seamos agradecidos por esos momentos de felicidad. Seamos agradecidos por nuestra existencia y por la capacidad de sentir. No olvidemos que somos SERES humanos y es normal tener muchas veces un montón de sentimientos encontrados. 

Tratemos de mejorar cada día, de ver las cosas bellas de la vida, de realmente observar esos pequeños detalles que muchas veces ignoramos: poder pensar, hablar o escuchar, ver o caminar, sentir amor o tristeza, etc, etc, etc.

¡Sigamos soñando! 

Pero también “démosla  toda” para  materializar esos sueños. 

¡Apostemos a nosotros mismos!

Mentalízate y trabaja por ser esa persona que sueñas ser, no dejes que esa llamita de pasión se apague. 

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